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¿ChatGPT afecta tu cerebro? Riesgos cognitivos del uso excesivo de la IA (y cómo evitarlo)

 


1. Introducción: ¿Aliado o amenaza para la mente crítica?

En los últimos años, el uso de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT se ha disparado. Desde estudiantes que resuelven tareas escolares hasta profesionales que redactan informes y docentes que preparan materiales educativos, cada vez son más quienes confían en los modelos de lenguaje generativo. A simple vista, estas tecnologías parecen facilitarnos la vida: escriben más rápido que nosotros, acceden a enormes cantidades de información y presentan los contenidos con una sorprendente claridad. Pero, ¿a qué costo?

En este artículo vamos a hablar de las desventajas cognitivas de usar ChatGPT, una cuestión que cada vez preocupa más a investigadores, educadores y usuarios frecuentes de esta herramienta. Basándonos en el artículo científico "Your Brain on ChatGPT: Accumulation of Cognitive Debt when Using an AI Assistant for Essay Writing Task" (2025) ("Tu cerebro cuando usas ChatGPT: Acumulación de la deuda cognitiva cuando usas una Inteligencia Artificial para una tarea de escribir un ensayo"), en un resumen de lectura crítica que realicé para mis clases, y en mi propia experiencia como docente, escritora y usuaria de esta herramienta, exploraremos cómo el uso constante de ChatGPT puede debilitar nuestras habilidades de pensamiento crítico, análisis, escritura y creatividad.

El estudio que tomaremos como base fue elaborado por investigadores de la Universidad de Cambridge y de otras instituciones académicas de alto nivel, y sus resultados nos confrontan con una realidad inquietante: cuando delegamos en la inteligencia artificial tareas complejas como redactar ensayos o analizar textos, no solo descansamos mentalmente —lo cual podría parecer positivo—, sino que también dejamos de ejercitar procesos mentales esenciales para nuestro desarrollo intelectual.

En una época donde la productividad y la eficiencia parecen ser valores máximos, es fácil caer en la trampa de pensar que “cuanto más rápido, mejor”. Pero aprender, comprender y pensar críticamente son procesos lentos, que requieren esfuerzo, pausa y conexión con nuestras emociones, intuiciones y conocimientos previos. Cuando una máquina hace todo por nosotros, incluso aunque lo haga bien, corremos el riesgo de atrofiar las capacidades que más nos definen como humanos.

En una sesión reciente de mi canal de YouTube titulada "Me hice tonta usando ChatGPT", compartí una reflexión personal muy sincera: después de usar esta herramienta durante semanas para escribir artículos, preparar clases y responder correos, noté que mi mente ya no funcionaba igual. Me costaba más concentrarme, escribir por mi cuenta, desarrollar ideas nuevas. No era solo que había ahorrado tiempo: había perdido conexión con mi propia capacidad creativa.

En este artículo quiero compartir contigo qué dice la investigación, cómo lo he vivido en carne propia, y qué alternativas tenemos quienes usamos ChatGPT pero no queremos dejar de pensar. Porque si bien esta herramienta puede ser poderosa, también puede convertirse —si no tenemos cuidado— en un atajo que nos aleja de lo más valioso: nuestra capacidad de pensar, sentir, crear y aprender por nosotros mismos.

En las siguientes secciones exploraremos a fondo los hallazgos del estudio, analizaremos los efectos en la creatividad y la escritura, y hablaremos sobre cómo hacer un uso más consciente, crítico y saludable de la inteligencia artificial.

2. ¿Qué dice la ciencia? Principales hallazgos sobre el uso de ChatGPT y el pensamiento crítico



Uno de los estudios más recientes y reveladores sobre los efectos del uso de inteligencia artificial en el pensamiento humano se titula "Your Brain on ChatGPT: Accumulation of Cognitive Debt when Using an AI Assistant for Essay Writing Task" (2025) ("Tu cerebro cuando usas ChatGPT: Acumulación de la deuda cognitiva cuando usas una Inteligencia Artificial para una tarea de escribir un ensayo") y disponible en arXiv. Este artículo se basa en cuatro experimentos diseñados por investigadores de universidades como Cambridge y MLA. La pregunta que guía esta investigación es directa pero inquietante: ¿qué pasa con nuestras capacidades cognitivas cuando empezamos a delegar tareas intelectuales a una IA como ChatGPT?

Los resultados fueron contundentes: quienes usaron ChatGPT para tareas de pensamiento complejo, como analizar, escribir y evaluar, terminaron pensando menos y aprendiendo menos. La IA no solo influye en lo que producimos, sino también en cómo pensamos. Las personas que usaron ChatGPT activamente para generar respuestas mostraron menor desempeño en pruebas que requerían análisis profundo o reflexión crítica posterior.

Uno de los hallazgos más importantes fue que el uso de ChatGPT generó una sensación subjetiva de competencia en los participantes, aunque su desempeño real disminuyó. Es decir, las personas sentían que habían aprendido o comprendido, cuando en realidad su involucramiento con el contenido había sido superficial. Este fenómeno se conoce como “ilusión de comprensión”, y puede llevar a una peligrosa sobreconfianza en nuestra capacidad intelectual.

Otro punto relevante es que quienes confiaban en ChatGPT para evaluar argumentos o tomar decisiones tendían a aceptar sus respuestas sin cuestionarlas, incluso cuando eran incorrectas o poco razonadas. Esto pone en entredicho una de las competencias clave para la vida democrática y profesional: la capacidad de evaluar críticamente información, contrastarla y emitir juicios propios.

Más preocupante aún es que estos efectos no se limitan a personas con bajo nivel educativo. El estudio encontró que incluso personas con altos niveles de formación cayeron en la trampa de pensar menos cuando usaban ChatGPT de forma constante. La comodidad, la velocidad y la supuesta autoridad del sistema generaron una dependencia que inhibió procesos cognitivos profundos.

Estos hallazgos nos invitan a reflexionar: ¿estamos usando la IA como herramienta o nos estamos dejando usar por ella? ¿Estamos aprendiendo de forma más eficiente o simplemente delegando el trabajo mental al punto de no desarrollarnos? En un mundo saturado de información, el pensamiento crítico es más importante que nunca, y este tipo de estudios nos alerta sobre cómo su debilitamiento puede pasar inadvertido.

Por supuesto, esto no quiere decir que usar ChatGPT sea negativo en sí mismo. El problema no es la herramienta, sino cómo la usamos, cuánto dependemos de ella y en qué contextos elegimos dejar de pensar por cuenta propia. La investigación sugiere que, si queremos preservar nuestras habilidades cognitivas, es vital mantener un equilibrio entre delegar y ejercitar, entre consultar y construir por nosotros mismos.

En la próxima sección hablaremos de uno de los temas más sensibles para quienes escribimos, estudiamos o enseñamos: cómo afecta ChatGPT nuestra capacidad de escribir con profundidad, estilo y autenticidad.

3. ¿Qué pasa con la escritura? Pérdida de estilo, esfuerzo y pensamiento propio



Una de las áreas más afectadas por el uso excesivo de herramientas como ChatGPT es, sin duda, la escritura personal. Escribir es mucho más que juntar palabras: implica organizar ideas, definir una postura, y sobre todo, pensar. Sin embargo, cuando usamos inteligencia artificial para generar textos de manera automática, sacrificamos parte del proceso cognitivo que hace que escribir sea una actividad reflexiva, formativa y creativa.

Durante mi experiencia como profesora y lectora, he notado cómo estudiantes y participantes de clubes de lectura que antes se esforzaban por escribir reseñas o textos creativos han comenzado a depender de ChatGPT para “mejorar” sus escritos. El problema no es solo ético, sino también cognitivo y emocional. Cuando dejas que la máquina escriba por ti, dejas de descubrir tu voz.

El estudio citado en la sección anterior también toca este punto: las personas que usaron ChatGPT para redactar mostraron una pérdida en la calidad y profundidad del contenido, así como una tendencia a “aceptar” las primeras ideas propuestas por la IA sin cuestionarlas. Como resultado, los textos se volvieron más impersonales, genéricos y carentes de matices emocionales o reflexivos.

En mi experiencia personal, también he probado ChatGPT para escribir textos literarios o ensayísticos, y he sentido una sensación de vaciamiento, como si estuviera leyendo una versión superficial de lo que yo quería expresar. Las estructuras eran correctas, las palabras estaban bien colocadas, pero faltaba alma. Esa chispa que solo se logra cuando escribimos desde la experiencia, la emoción o la contradicción interna. Esa chispa que proviene del esfuerzo de formular algo difícil.

Además, la escritura con ayuda de IA puede crear una ilusión de eficiencia: se obtiene un texto rápido, sin errores ortográficos, aparentemente lógico. Pero esa eficiencia viene con un costo: la pérdida del proceso que nos permite aprender, argumentar, conectar ideas y crecer intelectualmente. En otras palabras, nos volvemos consumidores pasivos de textos, incluso de los que supuestamente "escribimos".

Esto no quiere decir que esté en contra de usar herramientas como ChatGPT. Al contrario, creo que pueden ser útiles para resolver dudas, experimentar ideas o revisar textos. Pero cuando se convierten en el centro del proceso escritural, desplazamos nuestra agencia como pensadores y creadores. La escritura se transforma en un trámite en lugar de un camino de exploración.

En el contexto educativo, esto es aún más grave. Si estudiantes dejan de escribir por sí mismos, también dejarán de pensar críticamente, de encontrar su propia forma de decir, de equivocarse, de descubrir. Y entonces, ¿qué sentido tiene aprender a escribir?

En la siguiente sección analizaremos cómo este fenómeno se vincula con un peligro aún mayor: la pérdida de autonomía intelectual y de confianza en nuestras propias ideas.


4. La pérdida de autonomía intelectual y la falsa autoridad de la IA

Uno de los riesgos más alarmantes del uso indiscriminado de herramientas como ChatGPT es que comenzamos a ceder nuestra autonomía intelectual. Ya no somos quienes investigamos, interpretamos y analizamos la información: simplemente preguntamos y aceptamos respuestas que suenan coherentes, pero que muchas veces carecen de sustento, profundidad o incluso veracidad.

En la sesión que compartí en YouTube, titulada “Me hice tonta usando ChatGPT”, conté una anécdota personal que lo ilustra bien. Estaba preparando una exposición sobre literatura femenina y, en lugar de revisar mis libros, decidí preguntarle a la IA por nombres de autoras mexicanas que hayan escrito sobre su infancia. El resultado fue convincente… pero la mayoría de las referencias eran incorrectas o inventadas. Si no hubiera verificado por mi cuenta, habría presentado datos erróneos ante mi audiencia. Esto me hizo darme cuenta de que la IA, cuando no se usa con pensamiento crítico, puede volvernos ingenuos y conformistas.

Y es que la inteligencia artificial simula autoridad, pero no la tiene. No razona ni comprende. Solo predice cuál es la respuesta más probable basándose en patrones. Sin embargo, al estar formuladas con lenguaje estructurado y tono seguro, sus respuestas nos dan una falsa sensación de certeza. Esa apariencia de confiabilidad es peligrosa cuando el lector o usuario no tiene las herramientas para dudar o investigar más a fondo.

Esto es especialmente problemático en el ámbito educativo. Estudiantes que no desarrollan habilidades para cuestionar y argumentar pueden caer en una trampa: pensar que todo lo que dice la IA es verdad. Así, dejan de buscar libros, fuentes académicas o incluso de consultar a sus profesores. En lugar de aprender a construir su conocimiento, simplemente lo delegan.

Como docentes, lectores o creadores de contenido, necesitamos reflexionar: ¿qué pasa cuando dejamos que la inteligencia artificial piense por nosotros? ¿Qué sucede con nuestra capacidad de juicio, con nuestro criterio, con nuestra intuición intelectual?

Este fenómeno también afecta la confianza en nuestras ideas. Muchas personas que usan ChatGPT para escribir sienten que sus propias palabras “no están tan bien” como las que genera la IA. Así, comienza una especie de autoanulación: dejamos de creer en nuestra voz, en nuestra forma de expresar, en nuestras ideas. Y esto es devastador para el pensamiento crítico y para la creatividad.

Por eso, más que rechazar o temer a la IA, lo que necesitamos es reivindicar nuestra autonomía como lectoras, escritoras y pensadoras. Usar estas herramientas con conciencia, con límites y con criterio. No dejarnos deslumbrar por la fluidez del lenguaje artificial, sino entrenar el pensamiento, la intuición y el juicio que solo el ser humano puede desarrollar.

En la siguiente y última sección compartiré algunas estrategias para usar la inteligencia artificial de forma crítica y consciente, y cerraré con una invitación a que sigamos esta conversación en comunidad.

5. Cómo usar ChatGPT sin perder el pensamiento crítico (y una invitación final)



Después de explorar las desventajas cognitivas del uso excesivo de la inteligencia artificial, particularmente de herramientas como ChatGPT, resulta urgente plantear una pregunta práctica: ¿es posible usar la IA sin volvernos dependientes o ingenuos? La respuesta es sí, pero requiere conciencia, límites y formación.

La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa si la usamos de manera estratégica. Para lograrlo, te comparto algunas recomendaciones clave basadas en la investigación académica, mi experiencia personal y el análisis compartido en la sesión de YouTube “Me hice tonta usando ChatGPT”:

  1. Verifica siempre la información. No confíes ciegamente en lo que te dice la IA. Si te propone una autora, una teoría o una fuente, búscala. Googlea. Acude a libros. ChatGPT puede inventar referencias, nombres y datos.

  2. No sustituyas la lectura. Usa la IA como apoyo, pero no como reemplazo. El conocimiento profundo, la comprensión crítica y la sensibilidad lectora solo se desarrollan enfrentando textos reales, complejos y, muchas veces, incómodos.

  3. Entrena tu pensamiento crítico. Después de recibir una respuesta de la IA, pregúntate: ¿esto tiene sentido?, ¿cuál es la fuente?, ¿coincide con lo que sé?, ¿qué falta aquí?, ¿qué tono tiene?, ¿por qué lo plantea así?

  4. Evita delegar tu creatividad. Si estás escribiendo o creando algo, la IA puede ayudarte con estructuras o ideas iniciales, pero no cedas tu voz. El lenguaje es una extensión de tu mundo interior, y perder eso es perder tu singularidad.

  5. Desarrolla objetivos claros. No abras ChatGPT sin saber qué buscas. Cuando usamos la IA como sustituto de la incertidumbre o de la exploración, nos hacemos dependientes. En cambio, si tenemos un propósito claro, será más fácil mantener el control del proceso.

Durante la sesión compartí una anécdota personal que quiero retomar: me di cuenta de que estaba perdiendo la confianza en mi propio pensamiento. Sentí que mis ideas eran “pobres” comparadas con las de la IA. Pero después, al revisar las respuestas que me había dado, entendí que lo que parecía sofisticado no tenía fondo, no tenía contexto, ni alma. Fue entonces cuando recuperé mi centro y decidí usar ChatGPT como lo que es: una herramienta, no un oráculo.

En tiempos donde la información abunda, el pensamiento crítico es el verdadero superpoder. Y como comunidad lectora, creativa y educativa, tenemos la responsabilidad de preservarlo y cultivarlo. La IA no es el enemigo. El problema es cómo la usamos sin preguntarnos qué estamos perdiendo.

Puedes ver la sesión completa aquí.




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